En julio de 2006, Kino Verdú, redactor jefe de la revista MAN, me propuso hacer esta entrevista . El motivo era el fin del rodaje de la película de Bigas Lunas, Yo soy la Juani, protagonizada por su último descubrimiento, Verónica Echegui. La entrevista se desarrolló durante una comida, en un ambiente de cordialidad; a los postres, la fotógrafa Nines Mínguez puso el colofón con una sesión de fotos muy divertida de la que he rescatado las dos del final para ilustrar el post de este jueves. La otra fotografía pertenece a la promoción de la película, que se estrenó tres meses después de esta charla. Verónica continúa su carrera: Tocar el cielo, El patio de mi cárcel, La gran familia española… Bigas nos dejaría para siempre un 5 de abril de 2013. Era un excelente gourmand que aún estaba empezando a gozar de la vida.
BIGAS LUNAS: «CON VERÓNICA HA NACIDO UNA ESTRELLA»
Bigas Luna es un buscador nato, un descubridor de talentos, un artista que busca y encuentra cada personaje de sus historias entre la cotidianidad. Muchos de sus filmes son el vivo retrato de una sociedad en constante evolución y en permanente fuga. Con Yo soy la Juani se ha inventado un nuevo icono ibérico, una niña-mujer de la periferia de una gran ciudad que sabe lo que quiere y que, a pesar de las dificultades o tal vez impelida por ellas, decide sobre su propio destino. Verónica Echegui, la actriz que encarna el personaje, ha representado a la auténtica Juani: 18 años, habitante del extrarradio, no marginal, con ganas de comerse el mundo y de triunfar. La Juani es la modernidad de la periferia. La nueva española del siglo XXI.
«Yo todo lo siento aquí”, dice Verónica poniendo una mano a la altura del corazón. “Le estoy infinitamente agradecida a Bigas por haberme elegido entre tantas candidatas”, y le sonríe a este papá oso que es Bigas Luna, uno de los cineastas más controvertidos e interesantes de nuestra filmografía patria.
“¿Cómo ha sido el casting, Bigas?, pregunto, ¿supiste que sería ella desde el primer momento?” “Tardamos ocho meses”, responde. “De las tres mil aspirantes en la selección final quedaron treinta; pasamos a cinco y de éstas salió Verónica, la número 651, pero yo no la vi al principio, no suelo ir a los casting aunque para esta película fui alguna vez. Cuando Verónica pasó una de las pruebas me dijeron: Te va a encantar”. Entonces Verónica pregunta interesada: “¿fue en el primer casting?”, y Bigas, como un padre que no quiere que su hija se malee, responde: “Me lo habían dicho de más chicas también”. Y luego nos mira y dice: “Pero a medida que iba avanzando la selección, Verónica iba ganando fans entre el equipo. Luego la conocí, y ya supe que sería ella. Le dije: ¿tú crees que podrías hacer una buena Juani?, no te veo muy emocionada». Verónica entonces se revuelve en la silla y salta: “¿qué te dije, Bigas, recuerdas?, te dije: si tú me das la Juani yo me vuelvo loca. Y te juro que si me coges no te voy a fallar”, y se ríe. Pero Bigas corrige: “No te decepcionaré, eso fue lo que dijo: no te decepcionaré”.
Para Bigas Luna la elección estaba muy clara, y aunque de las cinco todas podían ser la Juani, en ella sumaba que tenía formación, que era muy receptiva, con muchas ganas de aprender. “Lo definitivo fue que yo siempre trabajo con gente con la que pudo ir a cenar”, cuenta el director, “es una selección que hago siempre, ya sea un eléctrico o un director de fotografía, y Verónica tiene una actitud ante la vida muy luminosa, y eso influye. Ella tenía el 75%”, calcula Bigas. “Yo siempre digo que ser bueno cuenta sólo un 25%, luego hay otro veinticinco en que influye hacer los deberes, el otro veinticinco es la salud (en este trabajo hay que tener fuerza física y mental y ser un corredor de fondo). El 25% restante es suerte”. Y entonces recuerda la impuntualidad de un actor y Verónica se ríe de pronto al acordarse del día de la prueba final en que perdió un avión de madrugada, cómo se enfadó porque no tenía dinero, cómo volvió a casa llorando para llamar por teléfono al productor. “Me imaginaba a Bigas esperando superhipermegaserio”. Pero el director se ríe y recuerda casos como los de Orson Welles o Buñuel que tuvieron problemas por la impuntualidad de algún actor. “Pero yo soy muy puntal, ¿eh? -dice Verónica-, lo cuento solo como una anécdota”.
Del casting, Bigas Luna recuerda un caso que le dejó conmocionado: “Un día una chica me puso la piel de gallina. A la pregunta de «¿Qué haces los sábados?» respondió: «El sábado me voy a casa de mi madre, mi abuela está muy mal, se hace las necesidades encima y así ayudo a mi madre, que aprovecha ese día que voy, para salir. Yo me quedo con mi abuela, el día se me hace muy largo. Le leo el periódico, le cuento cosas, y si es necesario la cambio. Cuando regresa mi madre yo me maquillo, me pongo la minifalda y me voy a follar, que es lo que más me gusta». Todos estábamos callados, sin hacer ningún comentario. Ella seguía mirando hacia la cámara y preguntó: «¿He terminado?». Nos dio las gracias y se marchó.
Pero, ¿quiénes son en realidad las Juanis?, ¿por qué se llaman así y qué buscan en la vida?, ¿en qué se diferencian del resto de las chicas de su edad? Según Bigas Luna la Juani “es la mujer española del siglo XXI, pero una mujer que ya no es víctima del machismo, que es libre”. Es lo que le dice en un momento dado a su chico, Jonha –de Jonhatan– (en el reparto es Dani Martín, líder de El Canto del loco) cuando discute con él: “No te olvides de que yo soy libre”. Bigas ha encontrado una nueva figura de marcado carácter social en su carrera como cineasta: “La Juani es un icono ibérico que no se muestra de manera folclórica, sin que eso tenga nada de peyorativo. Yo creo que el último icono ibérico de mujer española fue Lola Flores. La Juani pretende ser la mujer española contemporánea, la chica del extrarradio, que son así, en realidad, aunque aún no se ha sublimado, como pasó con Jamón, jamón, por ejemplo”.
Uno se pregunta sobre los jóvenes que habitan la periferia de las ciudades, los barrios que rodean las grandes urbes, y se da cuenta de que no sabe nada ellos, de que ignora con qué sueñan, cómo se divierten, cuáles son sus héroes, y entonces recuerda otros grupos marginales que no tienen nada que ver con el entorno de esta película. “Hace tiempo que me interesa ese mundo, y creo que la modernidad y la creatividad no están en el centro sino en las periferias. Lo que he querido retratar es uno de los grupos sociales más creativos e innovadores de la cultura de hoy: la gente joven de la periferia de las grandes ciudades. Chavales que quieren mejorar su entorno, tener personalidad propia y ser diferentes. Personajes que quiero sublimar y convertir en pequeños héroes de nuestra realidad, con sus coches tuneados, sus músicas, sus mestizajes, sus modas. La Juani es la máxima representante de todo ese grupo social, la reina del extrarradio. Una líder, fuerte, liberada, sensible y muy unida a su barrio”. Pero Bigas Luna no quiere olvidar que la Juani es un proyecto: “Sí. Prefiero hablar de proyecto más que de película porque en realidad son dos películas (la siguiente –absolutamente secreta– se llamará Juani Hollywood). Quiero dar a conocer a una nueva actriz en el panorama cinematográfico. Será, como suele decirse, una nueva estrella. La película está inmersa en la actualidad de la televisión, de internet, de las nuevas formas de visionado de un proyecto…, todo ese magma en el que pasan cosas terroríficas y maravillosas al tiempo, donde perviven la piratería, las tecnologías y las nuevas formas de ver una obra. Esta película pretende entrar en ese desarrollo”.
Verónica ha aprendido mucho de la Juani. Y tienen cosas en común, dice: “La fuerza para conseguir lo que quiero, las ganas de comerme el mundo, la energía de chiflarme por todo, la frescura y la espontaneidad, pero yo no tengo nada que ver con el extrarradio, mi barrio está entre Estrecho y Nuevos Ministerios, pero he tenido bastante contacto cuando iba al instituto y observé mucho (vi allí muchas juanis y muchos jonhas). Y cuando supe que iba a hacer la película me lancé a la calle a observar, no soy obsesiva pero me gusta jugar, salgo a la calle y me mimetizo. Entre ellos tienen sus códigos de honor, sus grandezas y sus miserias. Nosotras [las Juanis] bailamos en la disco mientras ellos están en la barra, pero la Juani rompe con el mito del machito ibérico. Ella forma parte de ese mundo machista, pero lo manda todo al carajo”.
A Verónica le gusta decir esas cosas, se ve que está cómoda representando ese papel en la película y que le gusta ser diferente. Bigas continúa cercando el territorio mítico: “Esta es una peli de ficción que quiere sublimar estos personajes, su parte creativa, incluso su parte glamurosa, su ilusión, ese deseo de vivir las ilusiones donde están; quieren mejorar pero también quieren estar bien: ir a la discoteca, arreglarse, divertirse, vivir un día a día digno y con ilusión, sin actitud negativa”. Y sigue Verónica: “La Juani no reniega de donde viene, de sus raíces, ella está orgullosa de su barrio, aunque diga: me voy de esta mierda, sólo porque no se siente realizada, porque su novio la engaña y a su mejor amiga, Vane, el suyo la trata mal”.
¿Y la relación con tu novio, Jonah/Dani?: “Juani y Jonha discutimos de matarnos. Los dos tienen mucho carácter, Jonha es muy chulo y Juani más. Pero le quiere un montón”. ¿Qué más has aprendido de su personaje?: “Mucho. He aprendido a ser más directa, a no dar tantos rodeos y a ser más valiente, a quererme más, a tenerme más en cuenta y a saber perdonarme”. ¿Y qué le has dado tú?: “Yo a ella le he dado toda la sensibilidad que tengo, que a pesar de que ella es una chica dura, a mí me apetecía que se le viera también humanidad, espontaneidad e inocencia; yo creía que la Juani tenía que tener todo esto porque ella es muy femenina y sensual pero tiene un lado masculino fuerte, que es el que le hace tirar de la gente, en su casa se siente el pilar fundamental, la persona más equilibraba. Es una líder, aunque también necesita de los demás, claro”.
Hay muchas anécdotas en el mundo del cine sobre besos interminables que no oyen la voz del director gritando ¡corten!, pero esa vez, en “Yo soy la Juani”, según Verónica, fue involuntario. “El primer beso que tuvimos que darnos Dani y yo continuamos sin separarnos porque alguien tenía que interrumpirnos al entrar a escena, pero yo no me enteraba de que tenía que entrar una chica a la voz de “¡Nadia!”; yo pensaba, “pero esta no entra”, y daban una palmada y decían: “¡Nadia!” y yo no veía que entrara nadie, hasta que nos tuvieron que avisar. Imagínate el bochorno”. La otra ocasión fue casi peor: “Yo llevaba un piercing de quita y pon en el labio inferior. Simulábamos estar en un cine y después de darnos el beso ya no lo tenía; nos pusimos todos a buscarlo por el suelo, entre las palomitas, pero no aparecía, hasta que Dani, un poco compungido, dijo: “creo que me lo he tragado”.
De niña, Verónica Echegui se pasaba el día inventando cosas, era la distracción del barrio con sus disfraces y sus historias improvisadas. Le gustaba tanto que a los diecisiete hizo un curso de interpretación y al terminar la selectividad entró en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático) y ahí se formó en la teoría. La práctica le vendría por un papel en la serie de televisión, Una nueva vida, y por el teatro, con Infierno, de Tomaz Pandur, basada en la obra de Dante Alighieri. “No he seguido estudiando pero cuando puedo, voy a seminarios, veo pelis. Me gusta patinar, la música, bailar, leer, las que más me gustan son las novelas que contienen historias fuertes, pasionales, las que me rompen por dentro, como El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez. Me enamoré, me volvió loca. Ahora voy a empezar un libro que me han recomendado: El Kybalion [de Hermes Trismegisto] me han dicho que es muy interesante, que vivió en Egipto y se le conoce como el fundador de la astrología y el descubridor de la alquimia”. El cine también es una de sus pasiones: “Lars Von Trier, Woody Allen…”, respecto a las actrices no tiene ninguna duda: Marlene Dietrich y Meryl Streep. Verónica Echegui habla con fuerza y entusiasmo, le va bien el papel que representa de una chica de 18, aunque tiene 24: “Estoy haciendo lo que siempre he querido hacer, tengo las cosas muy claras, quiero convertirme en una buena actriz”. Es una mujer vehemente que se emplea a fondo en lo que está diciendo y que deja que el resto de su cuerpo participe en la narración: los ojos, las manos, la sonrisa abierta… Pero también hay algo en ella de mujer adulta, que no se deja llevar por la marea en la que está envuelta, que la hace creíble, con los pies bien puestos en el suelo, que agradece la suerte –o su tanto por ciento de suerte, según Bigas– que ha tenido al poder representar este nuevo icono nacional que es la Juani. Se muestra cariñosa con Bigas y ambos parecen felices de haberse encontrado. Bigas Luna viste de negro, con gafas negras (no por coquetería sino porque la luz le molesta en exceso), y es grande y experto. Habla del pan que hace en su casa de Tarragona, del vino ecológico, de la alimentación y de la cultura hedonista “que nos viene del exceso, pero que en pleno siglo XXI, sin perder ese carácter hedonista, tenemos que saber cuidarnos: no se trata de vivir más, sino de vivir mejor. Verónica asiente y dice: “Hay que encontrar el equilibrio, y valorarte”, y Bigas: “Pero pecar también es importante, al menos una vez a la semana, el ´nuevo pecar`, ¡eh!, que la palabreja se las trae”. Verónica, con un vaporoso vestido de tirantes salmón rosáceo, está radiante y es amable con todos. Habla por el móvil con su madre antes de la sesión fotográfica y sonríe permanentemente. “¡Has dado un gran salto con esta película!”, le decimos, y se escandaliza: “¡Nooo, estoy empezando, aún me queda todo!”. Lo dice este gran descubridor de actrices que ha sido siempre Bigas: “Con Verónica ha nacido una estrella”.
Y tenía toda la razon Bigas Lunas cuando dijo: «Con Veronica ha nacido una estrella»
Ha sido una delicia leer esta entrevista de una inexperta y jovencísiva, Echegui.
Un gran acierto rescatar esta entrevista.
Enhorabuena Miguel, leerte es un placer.
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Conocí a Bigas gracias a ti, en aquella ocasión fue otra entrevista por su película » Son de Mar» basada en una novela de Manuel Vicent, la lectura de tu entrada en el Blog me lo hizo recordar. Una gozada leerte y poder volver la vista atrás.
Me ha encantado esta entrevista. Espero las entregas de tu Blog con verdaderas ganas ¡Eres muy bueno regalándonos emociones!