1. La inmadurez de Maduro
“Venezuela, un país para querer”, decía un eslogan de los años 70, y, efectivamente, quien conozca ese país, lo corroborará. Eran los tiempos de Carlos Andrés Pérez e incluso de Herrera Campins, en los que los españoles hicieron las américas y el bolívar estaba tan alto como el franco francés. No es que estos gobiernos, anteriores a Chávez, hubieran llevado la estabilidad que necesita cualquier país para mantenerse en el llamado concierto internacional, pero de eso a lo que está pasando con Nicolás Maduro, mal discípulo de un peor maestro, va un abismo. Ahora amenaza con hacer una revolución –incluso violenta– porque los estudiantes se rebelan contra los abusos del gobierno. Es increíble cómo algunos dictadores manejan el lenguaje a su antojo; hablar de revolución desde el poder es como creer que el PRI también es revolucionario porque lo digan sus siglas. Claro que ya se encargaron de agregarle la I de Institucional para mayor escarnio del lenguaje.
2. El Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid o la crisis que no cesa
La crisis va por barrios. El desastre nacional continúa acelerándose tras la desaparición de casi 200 obras de arte del inventario histórico-artístico, del traspaso de Conde Duque a la empresa Madrid Destino o de la falta de programación de los centros culturales. Ahora, con la marcha de Pablo Berástegui y de Juan José Herrera, el Conde Duque queda sin dirección. Igual que ocurre con el país, esta deriva tiene que ver con la falta de liderazgo, lo que conlleva una dramática ausencia de toma de decisiones políticas; claro que se trata del mundo cultural, ámbito del que los dirigentes municipales –y nacionales– carecen absolutamente de criterio, como queda patente por los impuestos salvajes y los demás destrozos de lesa humanidad que empezaron con la música y continuaron con el cine y el teatro, la industria editorial, la educación, la sanidad, la ley del aborto…, para que luego digan algunos que todos los partidos son igual Lanzo algunas preguntas para comprobar si la vida sigue igual. La primera es para la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos: ¿Seguimos sin plan para nuestros museos municipales?, ¿hasta cuándo? La segunda es para el concejal del Área de las Artes (¿existe tal figura?): ¿cómo va el Plan Estratégico de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, llamado PECAM?, y una duda: la nueva-vieja Dirección de Actividades Culturales… ¿de qué se va a ocupar?
Como no obtendremos ninguna respuesta me vienen a la cabeza dos preguntones recurrentes en plena dictadura franquista: Tip y Coll, con aquel glorioso final de sus intervenciones televisivas: “¡La semana que viene hablaremos del gobierno!”, y también los inefables Chumi Chúmez, Manolo Summers, Ops, Gila, Perich, Forges…, del Hermano Lobo. Semanario de humor, dentro de lo que cabe, que ante la pregunta: “¿Para cuándo las asociaciones políticas?”, hacían que el lobo respondiera invariablemente: “Para el año que viene, si Dios quiere”.
3. Quítate tú pa ponerme yo
Los atropellos de los políticos es algo que caracteriza a este país nuestro. Ellos están tranquilos, ¿lo están realmente?, ejecutando a diestro y siniestro lo que quieren, mientras en la calle se está formando a cada error suyo un clamor que es cada día más evidente. Una derechona que nos echa a la policía, como en los peores tiempos de los grises que aporreaban por pensar diferente. ¿Acaso no es una provocación a la comunidad laica los montajes que este ayuntamiento pone de vez en cuando en la plaza de Colón para celebrar misas? La respuesta sigue estando en el aire y las cosas se están consiguiendo mediante la presión popular: los triunfos de Gamonal, Stop desahucios o las batas blancas de la Sanidad Pública son ejemplos recientes.
Cuando llegó Francisco Álvarez Cascos a la presidencia de Asturias en mayo de 2011, perpetró todo tipo de tropelías políticas hasta que de nuevo fue bajado del poder por el poder de las urnas. Dejó en evidencia su ineficacia como gestor pero también su colmillo retorcido le hizo ver las orejas al lobo. Afortunadamente estuvo un tiempo muy corto pero le sirvió para desbaratar todo lo que con tanto empeño había conseguido el gobierno de Tini Areces. Como casi todos los políticos de la derecha, Cascos tampoco se lleva bien con la cultura. Su actual esposa, María Porto (su padre la inscribió en el registro civil como María de la Hoz Porto, para que su nombre llevase el emblema del comunismo), fue directora de la galería Marlborough y formó equipo con Joaquín Torres, el arquitecto de las estrellas. Es decir, que la esposa de Cascos trata con la cultura, pero con la cultura que da dinero. Cascos tuvo en sus manos la posibilidad de impulsar lo que ya estaba funcionando, pero si lo hubiera hecho habría pasado a la historia como un político con visión de futuro y actuó como el jefe cutre que echa abajo las ideas de sus trabajadores, no vaya a ser que crean que él no tiene ideas propias. ¿En qué quedó, por ejemplo, la sede de la Delegación del Principado en Madrid?, ¿un lugar en el centro de la ciudad que durante tres años y medio dedicó su esfuerzo en crear el ambiente propicio para ser una plataforma de Asturias en la ciudad en donde aún se decide todo?, ¿una sede, que es propiedad del gobierno regional, que sirvió de escaparate de la cultura, del turismo y del mundo empresarial? ¿Es mejor ahora que permanece cerrada a cal y canto, con un letrero de Se Vende y una legión de indigentes durmiendo ante su fachada?, ¿es mejor esa imagen que la de puertas abiertas en la que mostrar a la sociedad madrileña las bonanzas de nuestra tierra? Las demás Delegaciones en Madrid, con la catalana a la cabeza, faltaría más, continúan vendiendo su nombre en la capital. Nosotros no, ya no estamos ahí porque llegó el comandante y mandó a parar, como dice la canción de Carlos Puebla: «Y en eso llegó Fidel».
4. Malos tiempos para la lírica, la épica y la dramática
Baltasar Garzón, Elpidio Silva, Pedro J. Ramírez, son nombres de personajes relevantes, no importa si nos caen bien o no. Ellos detentaron una parcela importante de poder pero ninguno midió el otro, más omnívoro y absoluto –no tenían que hacerlo para ejercer su libertad- que, harto ya de estar harto, les cortó la cabeza. España ha pasado del ejercicio del consenso, de un ingenuo café para todos y de presumir de unos intachables padres de la Constitución, a estar en los primeros puestos del ranking mundial de chorizos por metro cuadrado. No hay ayuntamiento, partido, persona jurídica, institución cualquiera en cualquier Comunidad Autónoma, que no esté pringado hasta el alma. Los primeros, la cúpula del Gobierno y la Monarquía, omnívoros y absolutos, que siguen impartiendo doctrina como si la cosa no fuera con ellos. Mientras, al pueblo llano que tiene nómina lo fríen a impuestos y al que no, lo echan de su casa o le dicen que vuelva a casa de sus padres, que allí tendrá algo que llevarse a la boca. El signo de estos tiempos es macabro porque se descabeza a la sociedad por arriba y por abajo y nos cuesta mover un dedo para parar una tragedia que expulsa a científicos y a jóvenes inteligentes y creativos y pretende seguir llamándose Primer Mundo.
5. Bienvenido Sr. Rajoy
Hace unos años, el escritor Jerzy Kozinski escribió una novela que en España se tituló Desde el jardín, con tanto éxito en el mundo que fue llevaba al cine como Bienvenido Mrs Chance, protagonizada por Peter Sellers. Esta es la sinopsis: Chance es un sencillo jardinero con cerca de sesenta años, algo retrasado e incapaz de leer, que ha vivido y trabajado durante la mayor parte de su vida en una casa de Washington, en donde ha estado cuidando las plantas y el jardín. Totalmente aislado de la realidad, toda su relación con el mundo exterior ha sido a través del televisor que apenas entiende y con el que siempre anda zapeando de canal en canal. De hecho, cree que todo es así, como él lo ve en la pantalla, y fuera de eso nada le conmueve. Pero cuando el señor de la casa fallece, Chance es desalojado de la casa. Sin dinero, sin documentación y sin idea de cómo sobrevivir comienza a caminar, sin rumbo, por las calles de la ciudad donde encontrará personajes que le obligan a enfrentarse con una realidad totalmente desconocida para él, y ante los que dará la sensación de ser un sólido, próspero e inteligente hombre capacitado para realizar grandes negocios. Esta falsa imagen, que los nuevos conocidos reciben de él, va a determinar su destino, en el que hallará el amor con una hermosa mujer, el afecto de un poderoso amigo y, por una serie de malentendidos, será propuesto para ser Presidente de los Estados Unidos.
Kosinski construyó un relato sin final aparente, pero con una clara moraleja implícita sobre la simplicidad de aquellos que detentan el poder.
Hasta el jueves, 27, y despedimos este frío febrero. La primavera avanza…
¡Bien! qué bien has estado hoy, maravilloso recordatorio de todo lo que pienso y pensamos muchos, por suerte, en este país y no puedo expresar tan bien como lo haces tú.
Nos toca vivir tiempos convulsos Venezuela es un claro ejemplo de ello, en cuanto a nuestro país aterra observar como un gobierno como el que tenemos no tiene otro empeño que destruir lo poco o mucho conseguido. De todos los gobiernos de nuestra joven democracia este es el único empeñado en volver a colocarnos la camisa azul, las flechas vendrán después.