DOS HISTORIAS QUIJOTESCAS EN ALCALÁ DE HENARES
Cada vez que voy a Alcalá de Henares vuelvo a Madrid con la sensación de haber estado en un lugar en el que la vida cultural se mueve. Imagino que sus esforzados agitadores sufrirán parecidos inconvenientes en todos lados, pero las veces que he ido a Alcalá he sentido como que el espíritu de Cervantes estuviera en el aire.
Lo más conocido en Alcalá es el Festival de Teatro Clásico, que dirige Pablo Nogales, pero eso está patrocinado por la consejería de cultura de la Comunidad de Madrid. Yo me refiero a iniciativas privadas como La Posada de Hojalata (www.laposadadehojalata.com) y La librería de Javier (www.lalibreriadejavier.com) , por poner solo dos ejemplos con los he tenido la suerte de encontrarme en poco tiempo.
La Posada de Hojalata es la primera escuela creativa en Alcalá de Henares. Un centro formativo en diferentes disciplinas artísticas, en el que se imparten talleres y cursos como el de escritura creativa, del director de La Posada de Hojalata, el escritor David Vicente; la Tutorización de proyectos poéticos, de Óscar Santos Payán; Escritura creativa para niños (entre 9 y 12 años), impartido por Marta Fernández Rañada; Claves para escribir una novela negra, de Guillermo Roz, y muchos otros cursos de novela, de teatro o de ajedrez, que convierten el número 12 de la calle Nebrija (buen padrino para una escuela de letras) en un ir y venir de profesores y alumnos, que cargan el entorno de energía, de sabiduría y de ganas de aprender.
El creador de La Posada de Hojalata, David Vicente (El sonido de los sapos, relatos, y Un pequeño paso para el hombre, novela, ambas en Ediciones Tagus, seleccionada entre las cinco mejores ópera prima de 2012 por El Cultural de El Mundo), hizo Ciencias Políticas en la Complutense y se especializó en la Unión Europea por el Colegio de Politólogos y Sociólogos, pero antes de desarrollar su carrera profesional se bregó como mozo de almacén, operario en una panificadora industrial, camarero, vendedor de colchones y gerente de una librería-café, entre otros loables oficios antes de emplearse como corrector, lector y editor para distintas editoriales, y como redactor freelance para prensa gráfica, radio y televisión. Pero la labor titánica de David Vicente no acaba ahí porque en los últimos años ha sido guionista de numerosos cortometrajes, series y documentales de índole social, entre los que destaca Rompamos con el maltrato, basado en la obra El diario de Sara, o la serie web TV Historias en igualdad. Ya metido en las labores profesionales para las que tanto se preparó, ejerció también como jefe de redacción en el canal de literatura Literalia Televisión y se ocupó de la dirección editorial del sello independiente Ediciones Baladí. Ha sido articulista en el Diario de Alcalá, donde contó durante mucho tiempo con una columna fija en la sección de cultura, y crítico literario en varios blogs especializados como La tormenta en un vaso.
Hoy, David Vicente sigue en activo y se ha embarcado en La Posada de Hojalata para contar a los demás que hay que buscar la creatividad en uno mismo y para enseñar lo que sabe y ayudar a leer y escribir con placer.
Otro de los alcalaínos de pro es Francisco Javier Rodríguez Álvarez, que regenta en el centro de Alcalá la Librería Cervantes, también llamada La librería de Javier, que ha conseguido crear, con esfuerzo y buen hacer, un club de lectores que se reúnen en torno a un escritor, unas quince veces al año, para leer y comentar sus libros. El sábado pasé allí una tarde memorable, como acompañante de la agente literaria Palmira Márquez, a la que habían llamado para que uno de los autores de Dos Passos fuera el escritor invitado en ese club de lectura. Y ahí nos fuimos con Natalio Grueso, cuya primera novela La soledad (Planeta), además de contar con el favor de miles de lectores españoles (ya ha salido la tercera edición) ha comenzado su carrera europea habiéndose vendido los derechos extranjeros a Italia, Francia, Alemania, Turquía y República Checa.
Más de cuarenta lectores compartieron con Natalio Grueso en el salón de actos del Círculo de Contribuyentes, la experiencia de La soledad y, algo que no suele darse en otros coloquios, todos lo habían leído y un 90% de los asistentes tomaron el micrófono para expresarle al autor sus sensaciones. Las palabras que más sonaron aquella tarde, además de los agradecimientos por haberla escrito, fueron “prosa elegante, ternura, novela que hace lectores…”.
Javier Rodríguez, el anfitrión, nos abrió después su librería de la calle Ramón y Cajal, 10, para que el autor firmara en el libro de honor. La librería de Javier me recordó a la Shakespeare and Company, de Silvia Beach, en el París de entreguerras, y no precisamente por su apariencia física ni por su tamaño, sino porque los libros se abarrotan con un orden controlado en un espacio pequeño con toques personales como el de una cálida lámpara de pantalla, una mesita redonda, pequeños carteles hechos a mano ante los libros para distinguirlos por géneros…
Antes de irnos, Javier nos regaló un sobrecito que contenía unos dibujos con los que había hecho marca páginas, y allí, ante la puerta de librería nos contó su curiosa historia: “Están dibujados por un mendigo, una persona que pide por las calles de Alcalá; se llama Francisco Pozo Rodríguez”. El tal mendigo no solo es un dibujante magnífico, sino que también se ha leído el Quijote del derecho y del revés, como naturalmente se desprende de los dibujos, que además Francisco los explica y dice a qué capítulo pertenecen. Javier los ha llamado “El Quijote de Francisco” y ha hablado con Jesús Egido, de la editorial Rey Lear, para que puedan ver la luz en forma de libro.
La historia del mendigo me trajo a la memoria un cuento de Javier Marías titulado «Un epigrama de lealtad», de su libro Mala índole. Cuentos aceptados y aceptables (Alfaguara), que trata de un librero de viejo que tiene en su escaparate unas ediciones muy valiosas y un día, mientras él trabaja en su mesa, ve a un mendigo mirándolas con atención, un mendigo que sabe más de lo que el librero podía imaginar.
Estas son las cosas que te asaltan en Alcalá de Henares y estas son algunas de las personas especiales que lo pueblan. Estoy seguro de que la influencia de Don Miguel hace que afloren en ellos quijotescos desfacedores de entuertos con empleos de mucha enjundia y poco provecho material.
Alcalá de Henares: una isla a media hora de Madrid bajo cuyos adoquines David y Javier han descubierto playas para contagiar de imaginación a cuantos quieran dejarse inocular por virus benefactores. Me ha salido la frase de un tirón, así que la dejo tal cual.
Vale.
es un privilegio poder compartir tertulias con escritores desde el año 2008. He leído libros que, si no hubiera sido por la iniciativa y recomendaciones de Javier, nunca habría leído y habría sido una lastima