COSAS QUE OCURREN PORQUE SÍ
Zapeando volví a ver Descalzos por el parque, un filme rodado en 1967 por Gene Saks, con un reparto de lujo formado por Robert Redford, Jane Fonda, Charles Boyer, Mildred Natwick y Herb Edelman. Descalzos... es una deliciosa comedia romántica que cuenta las aventuras de una pareja de enamorados en la que un joven abogado, que encarna Robert Redford, un campeón de la sensatez y el sentido común (o sea, un aburrido de tomo y lomo), convive con su mujer, Jane Fonda, que es justo lo contrario, una encantadora y alocada jovencita que disfruta con todo lo que se le pone por delante. Pero ambas maneras de ver las cosas hace que choquen, y nunca mejor dicho, en el mínimo apartamento en el que viven (un 5º sin ascensor). La entrada de Charles Boyer en sus vidas hace que las cosas se tambaleen más de la cuenta. Este es uno de los diálogos del momento en que la pareja conoce al veterano y divertido actor:
- Charles Boyer: Están invitados a mi fiesta. ¿Ustedes beben?
- Jane Fonda: ¡Claro!
- Charles Boyer: Pues traigan licor.
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Este verano Palmira y yo pasamos algunas noches en la terraza de Eduardo y Maritchu, al calor de su amistad. Una de esas noches, en la que también nos acompañaban en la cena Laura y Miguel, dos de sus hijos, la conversación terció por los intrincados caminos de los libros, ¡tema inevitable cuando los contertulios somos personas vinculadas con la edición! Después de las consabidas diatribas contra la piratería, la escasez cultural que nos rodea y cosas por el estilo, un paquete de tabaco sobre la mesa nos despertó las ganas de jugar con las frases y nos liamos con lemas, algunos de los cuales he podido rescatar del olvido.
Eduardo, que fue el primero en soltar la primera ocurrencia, al ver escrito en el paquete: «Fumar mata», dijo: «Leer no mata», a lo que Maritchu propuso con rapidez: «Leer puede ser causa de una vida larga y animosa». Aquello no podía quedar así, y Laura se descolgó con «Leer favorece altamente su salud y la de quien está a su alrededor», y Miguel, volviendo a mirar la leyenda del paquete de tabaco, terció: «Cuidado, no empiece a leer; la lectura es altamente adictiva». Palmira, que no fuma y tenía previsto ya el viaje de vacaciones, soltó: «Leer es la compañía low cost más barata». Como yo no podía quedarme sin añadir algo, imaginé el destino de ese viaje, y dije: «Hotel Leer».
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Esta foto la tomé hace un año y medio en una excursión con amigos con los que, de vez en cuando, paso unas jornadas divertidísimas en las que compartimos buenas pitanzas regadas con mejores caldos, algunos viajes y buenas dosis de alegría y camaradería. En el viaje que hicimos a Asturias comimos en Casa Gerardo, visitamos el Museo de Bellas Artes y no faltó la visita a una cueva de Cabrales para saber cómo se elabora este manjar de dioses. En una de las paradas tiré esta fotografía, que a pesar de salir del móvil a varios kilómetros de distancia del Naranjo de Bulnes, creo que merece ser expuesta en esta página, A.M.D.G. o Ad Maiorem Dei Gloria (A la mayor gloria de Dios), y que en plan homenaje le dedico a don Ramón Pérez de Ayala, por la novela del mismo título en la que relata su paso por un colegio de jesuítas.
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El documental sobre John Dos Passos está terminado (ver post del 5 de junio). El trabajo de la directora, Sonia Tercero Ramiro, ha sido intenso, y la participación de John Dos Passos Coggin, nieto del autor de Manhattan Transfer, absolutamente fundamental. Ahora empezamos con la promoción, hay que buscar festivales que lo acojan durante 2015 para terminar el año ganando el Goya, que es lo que todo el equipo pretendemos, y es lo que vamos a conseguir.
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Vejer de la Frontera, en la provincia de Cádiz, muy cerca de la playa de El Palmar y del Faro de Trafalgar, ha vuelto a ser para nosotros el encuentro veraniego con uno de los lugares más bonitos del sur de España. A diferencia de otros, también bellos, en Vejer pasan muchas cosas, y todas muy buenas. En primer lugar, porque está encaramado en una pequeña montaña que solo dista del mar unos 15 kilómetros. Luego está todo lo demás: el pueblo blanco, con casas que intentan abrazarse en los recovecos más estrechos de sus calles empinadas; los restaurantes y las pequeñas tiendas de papelería, de ropa, de arte… Lo último ha sido la reapertura del Mercado de San Francisco, que durante la mañana sigue siendo de abastos y por la tarde/noche se convierte en gourmet.
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Sevilla tuvo que ser… También este verano pasamos un par de días en Sevilla. Está de Madrid a dos horas y media en AVE y no vamos tanto como deberíamos. Es una ciudad impresionante que mejora con los años. Tapear por el barrio de Santa Cruz no se parece a nada, bueno, un poco a callejear de pinchos por el casco viejo de San Sebastián. Dos ciudades: una en el sur y la otra en el norte de un país que no se pué aguantá. Y para que esto no sea solo una diario de las últimas vacaciones, recomiendo un cuento que habla de Sevilla. Es de Pedro Salinas y pertenece al libro, Víspera del gozo, que cuando yo lo leí en 1980 lo publicaba Alianza Tres. El cuento se titula «Entrada en Sevilla».
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Cruzo la plaza del Callao y me paro entusiasmado a mirar los 25 segundos que dura el vídeo promocional de PoeMad (la información en el post de la semana pasada), el Festival Internacional de Poesía de Madrid que dirige la escritora Beatriz Rodríguez (17 y 18 de octubre en Conde Duque). Imágenes con poderío, como la del cartel con el inquietante cuervo de Edgar Allan Poe, que desde ahora será ya de Julio Rey. El poder de la palabra, el poder de la poesía.
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UNA RECOMENDACIÓN
No había leído El largo adiós, de Raymond Chandler, y como voy algo lento en su lectura porque suelo picotear en otros libros al mismo tiempo, estoy felizmente metido en las andanzas de Philip Marlowe. Chandler es un escritor que maneja los diálogos y lanza frases contundentes, las que en el cine dice como nadie Humphrey Bogart. Su prosa es puro cristal y las sensaciones que produce su lectura es una viva consecución de imágenes. Robert Altman dirigió la peli en 1973.
Marlowe es un tipo tranquilo que se define de esta guisa: «Soy un investigador privado con licencia y llevo algún tiempo en este trabajo. Tengo algo de lobo solitario, no estoy casado, ya no soy un jovencito y carezco de dinero. He estado en la cárcel más de una vez y no me ocupo de casos de divorcio. Me gustan el whisky y las mujeres, el ajedrez y algunas cosas más. Los policías no me aprecian demasiado, pero hay un par con los que me llevo bien. Soy de California, nacido en Santa Rosa, padres muertos, ni hermanos ni hermanas y cuando acaben conmigo en un callejón oscuro, si es que sucede, como le puede ocurrir a cualquiera en mi oficio, y a otras muchas personas en cualquier oficio, o en ninguno, en los días que corren, nadie tendrá la sensación de que a su vida le falta de pronto el suelo».
Con esta novela, Chandler parece haber redactado su propio ideario, desde su lado más romántico, necesitado de un mundo mejor, manteniendo su integridad como individuo en una sociedad hostil. Y es sin duda su novela más reflexiva. Cuando murió su mujer, Chandler escribió la mejor frase de toda su carrera, y la más sincera: «Durante treinta años, ella fue la luz de mi vida. Todas las demás cosas que hice fueron sólo la hoguera para que ella se calentase las manos».
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OTRA RECOMENDACIÓN
Hace unos días asistí a la presentación de Las cuatro torres (Planeta), primera novela de Leandro Pérez.
Leandro es un periodista al que conozco desde que le salieron los dientes, frase que parece sacada del archivo de Arturo Pérez-Reverte, generoso y veterano escritor que avala a este joven Torless. Tras haber leído su novela preveo que ha nacido una estrella más brillante que las del Real Madrid, equipo transfondo de estas cuatro torres que Leandro ha levantado con el mismo arte que si hubiera publicado antes otras cuatro novelas. Benjamín Prado lo avaló con sus palabras en la Librería Lé (Castellana, 154), cuyo mister es un librero llamado Rodri, que tiene nombre de futbolista, y no sé si lo habrá sido pero como librero lo he visto curtirse en un Crisol como un 9 imprescindible. Lo dicho: leed a Leandro Pérez, que ha construido un personaje llamado Juan Torca -un héroe cansado, que diría Reverte- con mucho recorrido.
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Y UNA PUNTUALIZACIÓN
Qué significa este momento televisivo. En la Sexta, Mamen Mendizábal habla con su hombre del tiempo mientras alguien en control perpetra esta leyenda: «Las lluvias del lunes en Girona no son habituales, pero se repiten con frecuencia». Y entonces, uno, que adora los diccionarios, lo mismo que odia tanta patada al idioma, acude veloz a la RAE sabiendo lo que se va a encontrar, y copia la entrada correspondiente a la palabra habitual, y lee:
Habitual: usual, lo que sucede con frecuencia.
Pues eso.
¡Ah!, y si no has leído este sábado en Babelia lo que escribo sobre los Premios Nobel entra en babelia.es y no te lo pierdas.
Hasta el jueves, 16.