El post de este jueves, último del periodo estival hasta septiembre, va de recomendaciones de libros. Algunos autores de Dos Passos -los otros están de vacaciones- se han brindado a darnos los títulos de los libros que han considerado mejores para estos días. Gracias a todos por su colaboración, y a los lectores que les aproveche este menú de letras.
Natalia Sanmartín Fenollera:
Siempre hemos vivido en el castillo. (Editorial Minúscula; colección Tour de force), de Shirley Jackson. Inquietante, oscura y maravillosa.
Natalia, a punto de cerrar el blog, envía un correo en el que dice que quiere hacer una recomendación de un ensayo de filosofía. Añade que «puede parecer para abrirse las venas en verano», pero al final se decide proponerlo, siquiera sea para leer algo «sólido». El libro en cuestión se titula Tras la virtud, su autor es Alasdair Macintyre, y la editorial, CRITICA. Sigue diciendo natalia: «Es un clásico de un profesor de Filosofía de la Universidad de Manchester, Alisdair MacIntyre, de 1929. Es filosofía, pero apta para el no acostumbrado a leer. MacIntyre pertenece al Socialist Worker Party británico y utiliza los ejemplos históricos y la narrativa para hablar de filosofía. Pero, es filosofía. Es un antimoderno y un rebelde y un brillante total. Antikantiano y aristoteliano…, en realidad, antimuchas cosas. Yo no estoy de acuerdo en todo con él, pero es muy bueno».
Y para abrirnos el apetito, continúa Natalia: «Mira cómo comienza…hay que masticar, pero no es verdura; es carne con sangre»:
«Imaginemos que las ciencias naturales fueran a sufrir los efectos de una catástrofe. La masa del público culpa a los científicos de una serie de desastres ambientales. Por todas partes se producen motines, los laboratorios son incendiados, los físicos son linchados, los libros e instrumentos, destruidos. Por último, el movimiento político «Ningún Saber» toma el poder y victoriosamente procede a la abolición de la ciencia que se enseña en colegios y universidades.»
Ernesto Pérez Zúñiga. Te mando una lectura newyorkina y otra ibérica, ambas poderosas:
Ciudad abierta, de Teju Cole. Acantilado
Brilla, mar del edén, de Andrés Ibáñez. Galaxia Gutenberg
Natalio Grueso:
Abdul Bashur, soñador de navíos, de Álvaro Mutis. (Hay muchas ediciones, Cátedra, Punto de lectura…, yo lo tengo en Debolsillo. Es parte de la saga de Maqroll el Gaviero).
Solamente tú, de Woody Allen, Tusquets. Contiene un relato maravilloso titulado «El episodio Kugelmass”.
Poesía completa, de E.E. Cummings (no sé quién lo edita en español)*. Hay un poema precioso, «nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas»
*Puesto que yo tampoco sé dónde está publicada su obra completa, podríamos recomendar Buffalo Bill ha muerto: Antología poética 1910-1962, en Hiperión, 1998 (N. del E.).
Carmen Gallardo:
La vida equivocada, de Luisgé Martín. Editorial Anagrama.
Paloma Bravo:
Alguien, de Alice McDermott. Libros del asteroide
10:04, Ben Lerner. Mondadori
Felices los felices, Yasmina Reza, Anagrama
Pablo del Palacio:
Invisible, Paul Auster, Anagrama
La soledad de los números primos, Paolo Giordano, Salamandra
La Opción B, de un tal Pedro Bravo, Temas de Hoy
Luisgé Martín: Jardín, Pablo Simonetti, Alfaguara
David Vicente:
Matar a un ruiseñor, de Harper Lee. Reedición de la editorial Harper Collins Ibérica, en traducción de Belmonte Traductores.
Y otras dos, de dos compañeros de agencia:
La misma ciudad, de Luisgé Martín, Anagrama.
El brillo de las luciérnagas, de Paul Pen, Plaza&Janes.
María Iglesias:
Entre mis últimos descubrimientos, La buena novela, de Laurence Cossé (Impedimenta, 2012) es una interesante opción para leer este verano. Su arranque con una serie de misteriosos ataques a personajes en principio desvinculados, conduce a un núcleo donde una singular historia de amor a tres bandas y la pasión por la literatura cobran protagonismo.
Más intenso y arrebatador es el clásico contemporáneo -también francés- Jules et Jim, de Henri Pierre Roché (1953) que inspiró la película homónima de François Truffaut. Agotada hace años su edición española (Debate, 2002), este magnífico libro clama por ser reeditado, mientras los lectores deben bucear o en la versión original (Folio, 2015) o en catálogos de bibliotecas para localizar un ejemplar. Pero todo esfuerzo se verá recompensado por la fuerza de personajes que, estrenando el siglo XX, se atrevían a ser libres y desafiar convenciones que hoy vuelven a parecer inmutables.
Finalmente, el libro inesperado que ha llegado a mí este julio, vía regalo, es la no ficción de Suki Kim Sin ti no hay nosotros. Una infiltrada entre la élite de Corea del Norte (Blackie Books, 2015). Y aunque estoy aún en su inicio, tanto el tema como el tono me han atrapado. Razón por la cual, llamo la atención sobre él.
José C. Vales:
Cosmotheoros. Conjeturas relativas a los mundos planetarios, sus habitantes y producciones. Christiaan Huygens: Jekyll & Jill, Zaragoza, 2015. (Trad.: Rubén Martín Giráldez / Ilustr.: Alejandra Acosta).
Este libro puede considerarse una obra de arte. Se trata de una joya publicada por la pequeña editorial zaragozana Jekyll & Jill. Es un texto del astrónomo Huygens (siglo XVII) sobre las posibilidades de vida extraterrestre en lejanos planetas. Esta maravillosa edición está ilustrada por Alejandra Acosta, con más de veinte láminas, y los grabados del autor. Es el libro del año, seguramente.
Post-data. Curiosa historia de la correspondencia. Simon Garfield. Taurus, Madrid, 2015. (Trad.: Miguel Marqués).
Este libro, con una de las portadas más llamativas del curso, es una historia de la correspondencia, las cartas, las tarjetas vacacionales y todo el universo postal que ha desaparecido como por ensalmo y por el que no hemos derramado ni una sola lágrima. Simon Garfield propone una narración amena e interesantísima de la comunicación privada por escrito.
1927: un verano que cambió el mundo. Bill Bryson: RBA, Barcelona, 2015. (Trad.: Ana Mata Buil).
Esta es la nueva obra en España de Bill Bryson, que ya nos sorprendiera, emocionara y fascinara con En casa: una breve historia de la vida privada. En esta ocasión, Bryson se entrega a la descripción de los alegres años 20, sobre todo en Estados Unidos (Al Capone, Wall Street, Lindbergh, el cine sonoro…). Los fans de los alegres años veinte, las flappers y la jazz age tenemos aquí una obligación.
Paul Pen:
A mí en verano lo que más me apetece leer son libros que incluyan grandes viajes y/o hablen del verano. Mi trío de recomendados sería:
Mi familia y otros animales, de Geral Durrell. Aventuras veraniegas del famoso naturalista cuando era niño y se trasladó a vivir a la isla griega de Corfú. Divertido, emocionante y didáctico. Lo tiene Alianza Editorial.
El vino del estío, de Ray Bradbury. El verano de 1928 en el que Bradbury tenía doce años, contado por él mismo en pequeñas historias casi independientes dedicadas a los pequeños detalles que hacen mágico el verano: el olor del césped recién cortado, las largas tardes en un balancín o el sonido de las cigarras. Lo tiene Ed. Minotauro.
The lost continent, de Bill Bryson. De Bryson me sirve cualquier libro, son todos buenísimos y perfectos para el verano. Mi preferido es éste en el que cuenta su largo viaje por Estados Unidos buscando por carretera el pueblo perfecto. Creo que no se ha traducido al español.
Esther Bendahan:
Sumisión, de Michel Houellebecq, Anagrama.
El Hombre que amaba a los perros, de Padura, Alianza.
Un pedacito de tiempo y otros relatos, Ida Fink, Confluencias.
Guillermo Roz:
Yo fui Johnny Thunders. Carlos Zanón. RBA
Con el sol en la boca. Matías Néspolo. Libros del Lince
Subsuelo. Marcelo Luján. Salto de página
Martín Sotelo:
Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, editorial Lumen, porque a mi juicio es el libro que mejor recoge el ambiente veraniego, el despertar al verano y su inevitable final.
Luz de agosto, de William Faulkner, editorial Alfaguara, porque respira calor y polvo de caminos inciertos, por incluir el mes de agosto en el título y porque es la mejor novela para adentrarse en el mundo de Faulkner.
Las muertas, de Jorge Ibargüengoitia, editorial RBA, me lo leí hace poco y me gustó mucho. Es una gran novela, bastante desconocida, que vale la pena recomendar. Reúne lo mejor de los autores latinoamericanos. Es una de las mejores novelas que he leído últimamente, y la leí con cierta rabia por no haber caído en mis manos antes.
Marifé Santiago:
El libro es de Anatole Broyard: Cuando Kafka hacía furor, memorias del Greenwich Village, de la segoviana y extraordinaria editorial La Uña Rota. Más que recomendable. Lo he leído estos días y he disfrutado lo estupendamente bien que está escrito, lo delicioso de hacer memoria de esencias que no cambian y mutan, con otros nombres, con otras apariencias, en el tiempo… Y saber que, pase lo que pase, siempre hay personas “en vela” para que la creatividad y los sueños no se apaguen. A eso se le llama “Belleza”, y cuando se traduce al mundo cotidiano, se convierte en Justicia, Respeto y Dignidad. Nada de esto está reñido con un punto de vista divertido, de una frivolidad que es alegría y no mediocre inconsciencia.
***
Y como en este blog la poesía siempre se recibe con regocijo y alborozo, copio el poema elegido por Natalio. Leedlo despacio y cadenciosamente para paladearlo como se merece.
nadie, ni siquiera la lluvia, tiene unas manos tan pequeñas
e.e. cummings
tu mirada más leve me abrirá sin esfuerzo
aunque me haya cerrado como unos dedos,
tú siempre me abres pétalo a pétalo como abre la primavera
(tocando hábil, misteriosamente) su primera rosa.
o si tu deseo fuera cerrarme, yo y mi vida
nos cerraremos muy delicadamente, de repente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente por todas partes;
nada de lo que podamos percibir en este mundo iguala
el poder de tu inmensa fragilidad: su textura
me domina con el color de sus países,
produciendo muerte y eternidad a cada latido
(no sé qué hay en ti que se cierra
y se abre; pero algo en mí comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia, tiene unas manos tan pequeñas.
(Y aquí, el poema original, por si alguien lo quiere retraducir)
nobody, not even the rain, has such small hands
somewhere i have never traveled, gladly beyond
any experience, your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near
your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skilfully, mysteriously) her first rose
or if your wish be to close me, i and
my life will shut very beautifully, suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;
nothing which we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility: whose texture
compels me with the colour of its countries,
rendering death and forever with each breathing
(i do not know what it is about you that closes
and opens;only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody, not even the rain, has such small hands.
Salud y felicidad. Hasta el 3 de septiembre