Puede que no demuestre demasiada rompedura de tarro escribiendo un post que tira de noticias ya publicadas. La verdad es que tengo motivos. Uno de ellos es que la prensa escrita está en plena decadencia (no voy a explicar porqué); apenas se lee (tampoco lo haré hoy), y menos con detenimiento. No solo las grandes informaciones sobre conflictos internacionales sino esas noticias pequeñas -que pueden ser las más graves- sobre asuntos que nos dan la medida de la sociedad en la que vivimos. Algunas son recordatorios de sucesos en los que el poder se ensaña sin que nadie con corazón ni agallas lo pare.
1. Estos son dos señores muy mayores; uno se llama Nicanor, es preferentista y pesa sobre él una multa de 600 euros por “provocar reacciones que alteran el orden público”. Ella, la señora, también muy mayor, se llama Aurelia; fue, años ha, emigrante porque tampoco entonces tenía dónde trabajar. Debe a ese Estado, que nunca le dio nada, 30 euros de multa por negarse a que la deshaucien.
2. La noticia que va a continuación la firma Daniel Verdú y no tiene desperdicio.
Se refiere al histórico centro de Vic, un antiguo seminario que es hoy un hotel de 32 habitaciones, que dispone de un magnífico aparcamiento, dos gimnasios , un restaurante, un colegio, un hípica y un centro de formación de cocina. Nunca ha pagado el IBI, y según se lee, seguirá sin tributar a pesar de facturar casi un millón de euros.
3. El titular dice: “La plaza la hemos sacado para él… No te presentes”, y lo firma Joaquin Gil.
Estas palabras las ha escrito (¡y las pone negro sobre blanco, manda narices!) Joaquín Mantecón Sancho, quien ocupara el puesto de subdirector en el Ministerio de Justicia durante el gobierno de Aznar. Este es el texto:
“Efectivamente: la plaza de ayudante a doctor la hemos sacado para Enrique H., mi ayudante durante estos últimos años. Es un chaval estupendo, muy competente, casado desde hace tres años y con dos hijos. Por supuesto, eres muy libre de presentarte, pero me causarías un no pequeño problema Yo formo parte del tribunal”.
Quien recibe esa misiva se llama José Ignacio Alonso, profesor en Bolonia, que desoyendo los “sabios consejos” de su conocido, opta al puesto. Pero lo ganó, ya se lo habían advertido, un tal Enrique H, casado y con dos hijos. Alonso denunció el caso por prevaricación, pero… ¿saldrá algo de todo esto?, ¿la justicia actuará con contundencia?, o como decía aquel anuncio de un brandy que le pedía al consumidor que se cambiara: ¿“También en eso estás casado”?
La lectura del periódico no me trajo hoy ningún libro como dije un día, pero como no soy capaz de de dejar ninguna línea sin un libro traigo a colación el título de un cuento de Augusto Monterroso, de su libro, Movimiento perpetuo, que nos recordará que todo esto no es nuevo y que, también lo he dicho, mal remedio tenemos, queridos compatriotas.
Ahí va ese título largo, pero contundente:
Tú dile a Sarabia que digo yo que la nombre y que la comisione aquí o en donde quiera, que después le explico.
¡Ah!, y recuerden no alterar el orden público porque podrían mutarle e, incluso, dar con sus huesos en la cárcel. Eso sí, robe usted a manos llenas. Robe sin tasa, hágase de oro como Craso, y seguirá gozando de libertad sin límites. ¡Qué grandes somos en el país que inventó la picaresca!, Mira tú por dónde, otro libro. No, si es que el que no lee es porque no quiere.
Hasta el jueves que viene, si nos dejan.